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EL PRINCIPIO DE LA PALANCA

"Denme un punto de apoyo y moveré la tierra" (Arquímides).

El más grande de los matemáticos griegos estaba hablando, por supuesto, del poder de la palanca. Quería decir que si tenía un fulcro (punto de apoyo) con el tamaño adecuado, una palanca con la longitud necesaria y un lugar en donde armar el aparato, podría mover la tierra, así como un agricultor levanta una piedra de su campo.

La palanca está entre los aparatos más sencillos conocidos por el hombre. Aún así le permiten a un trabajador levantar muchas veces su propio peso. En el mundo económico, el Principio de la Palanca se aplica con un efecto todavía más admirable. Los Directores Ejecutivos logran la potenciación de la palanca por diversas vías como la delegación de tareas de modo que sus esfuerzos personales se ven multiplicados muchas veces. 

Al multimillonario magnate petrolero Paul Getty se le atribuye haber dicho "Prefiero tener el uno por ciento del esfuerzo de cien personas, antes que el cien por ciento de mis propios esfuerzos.

Getty tiene razón. Ninguna persona tiene todo el tiempo o la energía necesarias para construir un negocio exitoso sólo por su cuenta. El éxito de un empresario está directamente relacionado con la cantidad de potenciación que pueda lograr.

En los comienzos

En Estados Unidos los primeros que practicaron el arte de los negocios potenciados fueron los indios. Ellos emplearon el principio de la palanca con grandes ventajas, tanto en el comercio interno como en el trato con el hombre blanco. Los agentes de la Compañía de la Bahía de Hudson, descubrieron que los nativos a quienes les compraban pieles de castores empleaban una especie de sistema de franquicia. 

En lugar de tratar con los ingleses cada indio de forma individual, los indios descendían a la tienda de intercambio una vez al año, con una gran flota de canoas. Cada flota estaba comandada por un jefe mercantil, seleccionado especialmente por sus habilidades de negociación. El jefe les cobraba a los otros indios algo así como una tarifa de franquicia por el privilegio de unirse a su flota. Por este precio, los comerciantes indios lograban la ventaja de ser parte de un gran grupo de apoyo, con mucho mayor poder de negociacion, esto se evidenciaba en su capacidad para lograr del hombre blanco los precios que querían. 

Todo esto gracias a que empleaban el Principio de la Palanca a través de un sistema tipo franquicia de comercialización, a diferencia de los yanquis que trabajan al estilo "cada quien cuida de sí mismo".

La Revolución de la Comercialización y la Trampa del Tiempo

En el siglo 20 comenzó a surgir un nuevo tipo de negociador, éste al igual que los antiguos indios trabajaba por cuenta propia pero a diferencia de un vendedor ambulante, podía comercializar un producto de alcance multinacional. Esto le permitió a las personas apalancarse en una poderosa empresa para poner al alcance del consumidor productos reconocidos y de calidad. Se les llamó comerciantes de venta directa porque la distribución era directamente a través de estos nuevos negociadores en vez de ponerlos en aparadores de grandes tiendas.

Sin embargo había límites a la potenciación que un negociador de venta directa podría obtener. Estaba atrapado en la trampa del tiempo, es decir, aunque vendiera productos de prestigio, había un número limitado de productos que podía vender en el transcurso de un día. Sus ingresos estaban limitados al número de horas que trabajaba.

Mientras hiciera esfuerzo físico, golpeando puertas y moviendo la lengua, ganaba dinero. Pero apenas dejaba de trabajar - como para dormir de noche, pasar un domingo en familia, o a causa de un resfriado - sus ingresos se evaporaban. Y pobre de aquel que sufriera una herida que lo dejara incapacitado o que tuviera una salud débil. Sus ingresos disminuirían proporcionalmente a su incapacidad.

En resumen estos negociadores de venta directa ganaban ingresos lineales, es decir cambiaban su tiempo por dinero. De hecho la mayoría de las personas ganan este tipo de ingresos lineales. Esta forma de ganarse la vida no tiene nada de malo. A médicos, abogados, dueños de pequeñas y medianas empresas o contadores esta clase de ingreso ciertamente les da buen resultado, pero no tiene potenciación.

Por muy grande que sea su ingreso lineal, de todas maneras la persona debe reportarse y desarrollar una tarea física - ya sea discutiendo un caso, revisando un paciente o haciendo una negociación o un balance - a cambio de cada centavo que gana. Sigue estando atado a las cuarenta horas semanales de trabajo. Sus ingresos nunca superarán cierto punto, definido por el número de horas disponibles en su vida laboral.

Ingreso Residual (Regalías)

El único tipo de ingreso que provee verdadera potenciación es el residual. Este implica dinero que se sigue recibiendo, tiempo después de haber terminado la tarea. es decir "trabaja bien una vez y gana para el resto de tu vida".

Es el tipo de ingreso que ganan por regalías los escritores de best sellers o los autores de canciones exitosas, también el que los inventores y los dueños de negocios bien potenciados ganan.

Una vez que se ha podido construir una corriente de ingreso residual, ese ingreso sigue generandose aunque usted decida tomarse un año libre y descansar en la playa.

Las grandes fortunas sólo se originan por ingresos residuales. Lamentablemente como se mencionaba, los inicios de la potenciación por venta directa no ofrecían este beneficio. Era muy grande la necesidad de un nuevo tipo de oportunidad que combinara la accesibilidad de la venta directa con el ingreso residual de un negocio independiente.

Pronto esa demanda sería satisfecha de manera innovadora... >>>



 
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